Después de la guerra, no tenía mucho más que hacer que ponerme a trabajar. Tenía 10 años y mi madre, viuda, me puso a vender periódicos por la calle, boceando "La voz de Guipúzcoa, la Unidad de la tarde" ,con los periódicos debajo del brazo.

Con los años tuve la suerte de poder ubicarme en lo que hoy es la avenida de la Libertad esquina Garibay, donde 58 años después hoy nos encontramos. Comencé con una cesta, donde no sólo había periódicos, sino también algunas pocas revistas que se empezaban a abrir paso.

Después de mucho esfuerzo y con mucho tesón, conseguí nuestro primer Kiosco, era un pequeño habitáculo de apenas un metro cuadrado con una ventanita, no era gran cosa, pero esto me dio la posibilidad de introducir más artículos e incluso de comenzar a explotar mi vena empresarial, con grandes eslóganes "Compre aunque sea un tebeo a tus Hijos", que todavía, algunos clientes de la época recuerdan con cariño, ya que gracias a ello, se iniciaron a leer sus primeros cómics o historias ilustradas, que hasta en alguna época llegué a alquilar para alcanzar a más público.

Ya que la historia se repetía y enviudé como mi madre cuando mi hija cumplió 11 años, tuvo que ayudarme, como yo antaño, a sacar a la familia adelante.

Conté con ella hasta el mismo día de su boda, momento en el que con su marido cambiaron los periódicos por los ultramarinos, años después, cuando mis huesos comenzaron a resentirse de todos los años de esfuerzo, casi 50, fueron ellos los que se volvieron a hacer cargo del kiosco.

Este pequeño cambio de gestión, propició unos horarios diferentes (16 horas), y formas diferentes de mostrar a nuestros clientes qué artículos había, desplegándolos sobre unas grandes mesas desmontables de madera, donde podían ojear tanto la prensa diaria como sus revistas favoritas.

Los años pasaban y el negocio marchaba, pero era mucho trabajo montar y desmostar los expositores al abrir y cerrar el kiosco, por ello, mi yerno, cansado de hacerlo él y obligado por la necesidad, ideo un sistema de expositores, diseñó un carro con ruedas con 6 estantes que se podían encajar unos dentro de otros, para así ahorrar tiempo y espacio en su recogida.

Los años pasaban y fue entonces el momento en que desde nuestro ayuntamiento, se proyectó remodelar la Avenida y vestirla con los mejores trajes de la "Belle époque", nos pusimos manos a la obra y construimos nuestro flamante Kiosco que preside hoy nuestra ubicación, un lugar que rememora nuestra larga historia en convivencia con Donostia.

Como otros antes, los hijos toman el relevo en esta empresa para asumir algunos retos que nos hicieran crecer en calidad y servicio. De manos de mi nieto llego la informatización, siendo así el primer kiosco, no librería, sino kiosco en ser informatizado de todo Europa. Nadie pensaba que un kiosco de prensa sería tan complicado de gestionar, con sus compras, devoluciones, pedidos, reclamaciones y como no, lo peor de todo, los códigos de barras dobles que sólo se usan en este sector.

25 años trabajando y esforzándonos para que en el futuro avancemos conjuntamente con vosotros, nuestros clientes, por supuesto, si Dios quiere.

Marialuisa Teurlais.